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sábado, 21 de agosto de 2010

Origen del pronombre personal inglés, I

En mi época como estudiante de lengua inglesa, época vivida o sufrida con más pena que gloria, pero vivida al fin y al cabo, advertí la curiosidad sobre la escritura del pronombre personal, I, en inglés.

Este pronombre posee una característica bastante singular: siempre ha de escribirse en mayúsculas, sin importar el contexto de la frase, si le preceda un punto o no, tanto en textos formales como informales, sin variedades dialectales, pitos o flautas, la incidencia del cambio climático o el sexo de los ángeles: SIEMPRE va en mayúsculas. La pregunta más obvia que hay que hacerse es, ¿por qué?.

Y lo que le siguió fue una pequeña investigación. Ahora mismo en wikipedia existe una entrada acerca de dicho pronombre y parte de su historia, traducida a su vez de una entrada desde la wikipedia inglesa, pero que a "fechas" de mis excursiones por la red no venía (o no supe encontrar) referencias a esta costumbre moderna de capitalizar la i, y no fue sencillo descubrir el motivo.

Veámos. Nos situamos a mediados del siglo XI, en concreto, en el año 1066. Guillermo el conquistador se hizo rey de inglaterra, aunque no de manera pacífica, por supuesto. Guillermo era un normando, y los normandos era gentes provenientes del norte (pobladores escandinavos) que se aposentaron en la actual Normandía sobre el siglo IX bajo los permisos del rey francés Carlos III, y que dos siglos más tarde consquistaron Inglaterra (por supuesto, los normandos hablaban francés).

Por aquel entones, el pronombre personal yo, en el idioma anglosajón (inglés antiguo), se escribía como ic, pronunciado /ik/, y esta forma estaba más o menos unificada por todo el territorio inglés. Pero con la invasión normanda, el idioma entero cambió progresivamente hasta una forma llamada inglés medio. Evidentemente, el pronombre personal se encontró en medio de todo aquél revuelo.

En el sur de Inglaterra, el pronombre personal se palatizó, esto es, tomó una forma en la que, para su pronunciación, se tenía que colocar la punta de la lengua en el paladar duro. En concreto, tomó la forma ich (pronunciádlo y fijaos en dónde ponéis la lengua), y otros derivados escritos, como ych. En el norte, sin embargo, la pronunciación no cambio, y se mantuvo la forma /ik/, con sus variantes escritas ik, yk, yc, etc. Y luego siguió una suavización del vocablo, perdiéndose la consonante velar (el sonido /k/) y quedándo /i/, o su forma larga /j/, aunque pronto la primera cogió ventaja en la literatura.

Y empezaron los problemas. Resulta que, debido a que por aquel entonces no existía imprenta, la escritura de un sólo carácter podía presentar problemas de comprensión en un texto en donde la separación de palabras y la separación entre letras se confunde: una i en un texto de estas características podía bien ser la última letra de la palabra anterior, la primera letra de la palabra siguiente, o, de hecho, una palabra independiente que nombra al pronombre personal.

Así que, algunos escritores empezaron a adoptar la constumbre de escribir la i en mayúscula cuándo hiciera referencia al pronombre. Y esto ocurrió sobre 1250 en el norte de inglaterra, aunque también pervivió la forma /ik/ hasta aproximadamente el año 1400.

A su vez, el sur de inglaterra fue siendo progresivamente absorvido por los cambios lingüisticos de este pronombre, aunque sus viejas formas ich estuvieron merodeando por el sur de la isla hasta aproximadamente el año 1700, fecha en la que nuestra I se hizo predominante y única en todo el territorio inglés.

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